Por Augusto Taglioni
Se cumplen 50 años de la revolución cubana, revolución que, sin lugar a dudas, a dado que hablar en todo Latinoamérica y el mundo. Un proceso que lleva consigo un cambio estructural, alfabetizando, formando los mejores profesionales y concientizando culturalmente a un pueblo que esta dispuesto a defender su revolución ante cualquier circunstancia.
A 50 años de revolución socialista, ha demostrado que hay otra humanidad posible, con salud, educación, solidaridad colectiva y con la dignidad de un pueblo que nunca se arrodilló ante el imperio y sus mercenarios separatistas.
Lo importante de la revolución cubana, liderada por un pueblo organizado y con la presencia ejemplar del Comandante en Jefe, Fidel Castro, el comandante Ernesto “Che” Guevara, Camilo Cienfuegos y demás mártires que dejaron la vida, fue, es y será que, ante las peores circunstancias políticas y sociales, con un bloqueo económico “asesino” de parte de Estados Unidos, con la caída de la Unión Soviética, principal aliado político y estratégico y el desmoronamiento de Europa Oriental, la revolución siguió su transcurso, demostrando que el poder de un pueblo convencido de una revolución que les pertenece, es mucho mas fuerte que cualquier aliado.
Por eso Cuba, es un ejemplo de lucha. No obstante, el secreto de la longevidad del proceso revolucionario cubano se encuentra en su capacidad para hacer coincidir la radicalidad estratégica en el rumbo colectivo, con el mayoritario apoyo popular a las medidas tomadas en cada etapa de la Revolución: las reformas agraria y urbana, la nacionalización de las empresas mayoritariamente estadounidenses, la campaña de alfabetización, la edificación de fuerzas armadas, milicias y de seguridad pública de extracción y contenido nacional-popular, la gratuidad de los servicios públicos y la búsqueda de la excelencia en ámbitos básicos de la vida humana: salud, educación, cultura, arte, deporte, ciencia, técnica, investigación científica, etcétera. Sin el apoyo popular mayoritario al sistema socialista y sin la participación de la población en la defensa, la economía y el bienestar social, no es posible comprender la vitalidad de una Revolución que no ha traicionado los principios que constituyen su identidad.
Este es el legado que el triunfo de la revolución le cede a sus hijos, no solo de Cuba sino de toda América latina, que con ideales y principios brindan sus conocimientos a los pueblos hermanos como Bolivia y Venezuela, colaborando en que los países mencionados anteriormente sigan, un rumbo hacia una patria diferente, justa y participativa y logrando convertirlas, gracias a un arduo trabajo, a que sean territorios libres de analfabetismo, baluartes indispensables para una verdadera democracia.
Este primero de enero, festejaremos la victoria de todo un pueblo que hoy en día es la referencia de todos los procesos a defender en Latinoamérica. Por eso decimos que estos 50 años de gloria, será reconocido por todos los hijos del Che, Fidel y todos los mártires con la lucha constante por una patria participativa. Levantando las banderas de la justicia de los pueblos, ya que el imperialismo hay que combatirlo en todas partes del mundo.
Se cumplen 50 años de la revolución cubana, revolución que, sin lugar a dudas, a dado que hablar en todo Latinoamérica y el mundo. Un proceso que lleva consigo un cambio estructural, alfabetizando, formando los mejores profesionales y concientizando culturalmente a un pueblo que esta dispuesto a defender su revolución ante cualquier circunstancia.
A 50 años de revolución socialista, ha demostrado que hay otra humanidad posible, con salud, educación, solidaridad colectiva y con la dignidad de un pueblo que nunca se arrodilló ante el imperio y sus mercenarios separatistas.
Lo importante de la revolución cubana, liderada por un pueblo organizado y con la presencia ejemplar del Comandante en Jefe, Fidel Castro, el comandante Ernesto “Che” Guevara, Camilo Cienfuegos y demás mártires que dejaron la vida, fue, es y será que, ante las peores circunstancias políticas y sociales, con un bloqueo económico “asesino” de parte de Estados Unidos, con la caída de la Unión Soviética, principal aliado político y estratégico y el desmoronamiento de Europa Oriental, la revolución siguió su transcurso, demostrando que el poder de un pueblo convencido de una revolución que les pertenece, es mucho mas fuerte que cualquier aliado.
Por eso Cuba, es un ejemplo de lucha. No obstante, el secreto de la longevidad del proceso revolucionario cubano se encuentra en su capacidad para hacer coincidir la radicalidad estratégica en el rumbo colectivo, con el mayoritario apoyo popular a las medidas tomadas en cada etapa de la Revolución: las reformas agraria y urbana, la nacionalización de las empresas mayoritariamente estadounidenses, la campaña de alfabetización, la edificación de fuerzas armadas, milicias y de seguridad pública de extracción y contenido nacional-popular, la gratuidad de los servicios públicos y la búsqueda de la excelencia en ámbitos básicos de la vida humana: salud, educación, cultura, arte, deporte, ciencia, técnica, investigación científica, etcétera. Sin el apoyo popular mayoritario al sistema socialista y sin la participación de la población en la defensa, la economía y el bienestar social, no es posible comprender la vitalidad de una Revolución que no ha traicionado los principios que constituyen su identidad.
Este es el legado que el triunfo de la revolución le cede a sus hijos, no solo de Cuba sino de toda América latina, que con ideales y principios brindan sus conocimientos a los pueblos hermanos como Bolivia y Venezuela, colaborando en que los países mencionados anteriormente sigan, un rumbo hacia una patria diferente, justa y participativa y logrando convertirlas, gracias a un arduo trabajo, a que sean territorios libres de analfabetismo, baluartes indispensables para una verdadera democracia.
Este primero de enero, festejaremos la victoria de todo un pueblo que hoy en día es la referencia de todos los procesos a defender en Latinoamérica. Por eso decimos que estos 50 años de gloria, será reconocido por todos los hijos del Che, Fidel y todos los mártires con la lucha constante por una patria participativa. Levantando las banderas de la justicia de los pueblos, ya que el imperialismo hay que combatirlo en todas partes del mundo.
50 años de gloria caben en una isla, más que nunca decimos:
PATRIA O MUERTE
VENCEREMOS