jueves, 24 de abril de 2008

IDENTIDAD VIRTUAL


Por Leticia Ciriza, integrante del ISEPCI
(leticiriza@gmail.com)


“Sin duda, comunicar es siempre una cierta forma de actuar sobre otra persona o personas.
En tanto el sujeto se encuentra en relaciones de producción y significación, se encuentra igualmente en relaciones de poder”.
Michel Foucault “El sujeto y el poder”


Lo que a continuación va a ser desarrollado parte del supuesto de que los medios de comunicación en tanto constructores de significantes, y más concretamente la televisión, estarían ocupando un lugar de organizador en la estructuración del psiquismo de los niños y niñas que van construyendo su identidad en nuestras sociedades, las cuales han iniciado, desde la revolución industrial un proceso de desalojo del hombre que, sustituido por las máquinas ya no es útil a los modos de producción nacientes.
El objetivo inicial del avance tecnológico tendría por fundamento la incorporación de las herramientas necesarias para que hombres y mujeres “produzcan” en la naturaleza, esto es, hacer cultura, lo cual pareciera modificarse invirtiéndose la relación sujeto-objeto, en donde el sujeto - hombre que manipula se transforma en objeto - maquina manipulado.
Tomamos aquí a la televisión como exponente de la virtualidad que nos atraviesa. Aparato tecnológico que en tanto objeto parcial, objeto virtual, nos remite a “partes” con las que el sujeto puede identificarse (1).
La construcción de la identidad se da por las identificaciones, introyecciones (2) y proyecciones que la persona realiza, desde una edad temprana, con respecto a las figuras parentales y a referentes que forman parte de los diferentes ámbitos de la vida en los que participa. Los llamamos otros significativos, nombrando de esta forma a aquellos que con su presencia ocupan lugares que son definitorios en el modo de ser y estar en el mundo y de significar la realidad.
Podría pensarse que este objeto-sujeto virtual de representación de la realidad, cumple un rol de gran importancia en la construcción de la identidad, jugando un papel de otro significativo, aparece en escena con su presencia masiva, generándose de este modo identificaciones con respecto a figuras virtuales e inexistentes.
Inexistentes en un doble sentido: por un lado porque se hacen presentes ante nosotros a través de un medio que de por si es virtual, efímero, susceptible de desaparecer con sólo apretar un botón, con un corte de luz o desconectando un cable, por el otro, porque los sujetos- objetos de identificación que en él aparecen también son virtuales e inexistentes ; son construcciones socio-temporales y que responden a diferentes intereses (sociales, económicos, políticos dependiendo de la época y de quienes ocupen los lugares de poder).
Son virtuales, porque no existen tal como se nos presentan, lo que se nos muestra es un pequeño recorte de lo que con suerte existe en la realidad, ¿cuál?, alguna.
Estos sujetos-objetos aparecen ante el espectador que los contempla, como el ideal a seguir, como el objetivo a lograr, porque lo que se muestra y desde el lado del espectador, lo que se observa (consume) es, por lo menos por ese instante, la realidad.
Realidad que se nos aparece cargada de pautas a seguir y estereotipos a lograr, hay una borrosa línea entre cual es la realidad y cual es la ficción. ¿Es necesario prender la televisión para saber que pasó de importante hoy?, ¿es menos importante lo sucedido en la vida de cada uno de nosotros?, ¿Cuál es la realidad, en realidad?, ¿Qué figuras toman como ideales los niños y jóvenes de hoy?, ¿cuáles son los ideales a lograr? ¿Que es trascender hoy?, ¿será que lo que uno haga tome dimensión mediática?, ¿que es ser exitoso y que precios hay que pagar para serlo?
Estos objetos-sujetos de identificaciones van ocupando lugares de representación en el psiquismo individual y de construcción de significantes en la caja de resonancia social. Están cargados de ideas, valores y objetivos que desde el vamos son imposibles de cumplir, de lograr, por su efímera existencia y por su falta de consistencia.
Cada vez más pareciera que los jóvenes y niños tienen como meta o proyecto de futuro (en el caso de que lo tengan) elegir carreras o desempeñarse en tareas que de alguna u otra forma están relacionadas con los medios de comunicación, con el exponerse, pero pareciera que porque en este exponerse esta depositada la idea de éxito, de trascender, de existir.
“Trascender en lo virtual, en la inexistencia para existir”, que paradoja ¿no?
Podría decirse que la idea de trascender esta ligada a las representaciones introyectadas, producto de la presencia de este sujeto-objeto de identificación virtual, que no sólo parecería influir en la organización del psiquismo y en la construcción de la identidad, sino que cumpliría un importante papel en el funcionamiento de la dinámica familiar, llegando a ocupar un lugar de integrante más. El lugar que ocupa parece acaparar la mayor atención y llenar espacios que pudieran estar vacíos, espacios de comunicación, de silencios y de interacción entre aquellos que la componen.
La importancia de plantearse que lugar ocupan los medios de comunicación en nuestras vidas esta ligado a que nos atraviesan de tal forma, que nuestras representaciones de la realidad son impensables sin tenerlos en cuenta. Los diferentes conceptos que conforman lo que somos, nuestra identidad, están delimitados por esta virtualidad, es por ello que debemos asumir una posición crítica y conciente de lo que cada una de las diferentes formas de comunicación desean decir, teniendo en cuenta que el sesgo, la omisión y el olvido comunican y la desfiguración miente.
El modo de ser y estar con uno mismo y con otros se va transformando en cada momento socio histórico, hoy ya ni siquiera la soledad la es del todo, con sólo apretar un botón podemos hacer ingresar a un mundo de sujetos virtuales que si nos descuidamos podemos llegar a pensar que en realidad existen y hasta podemos llegar a desear ser como ellos, desear tenerlos a ellos, o desear lo que ellos tienen.
También se puede establecer una relación amorosa de forma virtual, sin necesidad de la presencia corporal del otro. ¿Somos cada vez más virtuales? ¿Existiremos cada vez menos en la realidad? y finalmente ¿qué realidad?
Sin ir más lejos toda la información que renglones atrás fue escrita, es virtual, efímera, susceptible de desaparición si no es impresa en alguna hoja que exista en la realidad material.

(1) Identificación: Proceso psicológico mediante el cual un sujeto asimila un aspecto, una propiedad, un atributo de otro y se transforma, total ó parcialmente, sobre el modelo de este. La personalidad se constituye y se diferencia mediante una serie de identificaciones.

(2) Introyección: Proceso en el que el sujeto hace pasar, en forma fantaseada, del afuera al adentro objetos y cualidades inherentes a esos objetos. Esta próxima a la incorporación, que seria el prototipo corporal de aquella, pero no implica necesariamente una referencia al límite corporal. Esta en íntima relación con la identificación.

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