viernes, 4 de abril de 2008

¿RECORDAR PARA OLVIDAR?

Por Juan Carra, Centro Cultural América Libre

A pocos días de haberse cumplido treinta y dos años del inicio de la última dictadura cívico-militar se nos presenta a los argentinos un importante desafío: vincular el pasado con el presente sin que esto signifique caer en falsos análisis.
Es decir, seguir luchando contra la impunidad de ayer pero entendiéndola como el inicio inequívoco de la impunidad y desigualdad de hoy.
Con el golpe de estado de 1976 se inauguró un modelo económico de exclusión social que se afianzó durante una década de menemismo y con dos gobiernos radicales que, fiel a su estilo, culminaron antes de lo pautado. Estos gobiernos fundaron las bases de la impunidad para que el sistema avance y se profundice destruyendo todo tipo de participación política que había resurgido con la reapertura democrática. Las leyes de impunidad alfonsinistas y los indultos del menemato son la muestra jurídica de la necesaria impunidad para sostener un sistema que ancla su existencia en la enajenación de la sociedad.
Por supuesto que el gobierno de Néstor Kirchner y el actual de Cristina son expresiones concretas de continuidad capitalista enmascarados en falsas políticas populares.
Después de treinta años un gobierno se embanderó con las reivindicaciones populares que aclamaban el fin de esa impunidad de ayer. Muchos creyeron en ese canto de sirenas y se olvidaron que el eterno pedido de cárcel para los represores de ayer iba acompañado del pedido de justicia para las desigualdades de hoy.
En el medio de estas políticas de derechos humanos que sólo miran al pasado y se olvidan de las profundas violaciones que se viven todos los días a los derechos fundamentales, uno de los testigos más importantes de los juicios contra represores desapareció y no por arte de magia.
Julio López es el desaparecido del gobierno K. A más de un año de su desaparición no se sabe absolutamente nada y la investigación parece ser cosa del pasado. ¿Habrá que esperar treinta años para hablar de López?
Y que me dicen del maestro Carlos Fuentealba. ¿No se acuerdan de él?, Ese docente que participando de una protesta salarial en la provincia de Neuquén fue fusilado por las fuerzas represivas por orden del gobernador y entonces candidato a presidente de la nación Jorge Sobisch.
¿Y de todos los muertos por gatillo fácil? ¿Y los secuestros de las mujeres para someterlas a la prostitución? Aaaa ¿y los muertos del 19 y 20 de diciembre? Y ¿Kostequi y Santillan?
Evidentemente la impunidad continúa. Evidentemente este sistema necesita de ella para poder existir.
Revisar el pasado para que el presente no cambie y seguir empeñando el futuro es la forma más fácil de vestirse de progresista, de recordar para olvidar.
Hoy en la figura de López y Fuentealba continúa la lucha contra la impunidad y en busca de una verdadera memoria de los pueblos. Para que las tizas sigan escribiendo, por más que el poder las manche de sangre.

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