jueves, 26 de junio de 2008

LA DOBLE EMBOSCADA

Por Silvia Blanco de Seminario Marplatense de Psicoanálisis Implicado
Lo presentaron como "confuso episodio con lamentable desenlace", "la crisis se cobró dos nuevos muertos". Las opiniones de los funcionarios, preparadas con anticipación a los hechos, decían: "se mataron entre ellos". El gobernador Felipe Solá, más paternalista, opinaba ante las cámaras: "pobres muchachos, yo los entiendo, crecen sin valores".

¿Y nosotros, qué vimos?

Las fotografías en los diarios, las filmaciones y los relatos de los sobrevivientes que desnudaban la trampa, la emboscada, la masacre planificada. A poco andar supimos que hubo un centro de operaciones con los altos funcionarios de gobierno nacional y provincial y otro con los jefes de las "fuerzas de inseguridad": gendarmería, prefectura, policía federal y provincial y la inefable SIDE. Tanto despliegue respondía, entre otras cosas, a los reclamos públicos de Eduardo Escasany, presidente de la Asociación de Bancos de la República Argentina y Enrique Crotto, presidente de la Sociedad Rural (hoy devenida piquetera), que exigían: "reprimir a cualquier costo los cortes de ruta y bloqueos de ciudades".

¿Y nosotros, qué sentimos?
Dolor, indignación, bronca.
¿Y nosotros, qué hicimos?

Nos buscamos, nos encontramos, intentamos pensar la indignación y la bronca.

Ellos también pensaron y actuaron rápidamente. Propusieron la salida: enarbolaron el dispositivo urna, elecciones "democráticas" que la cultura represora supo instalar en nuestra subjetividad como captura del deseo. Deseo, que ya no era el "que se vayan todos", sino de construcción de un mundo más justo. Una maniobra encubridora de cooptación para que la interpretemos como una conquista nuestra.

A partir de allí, la mirada del campo popular se nos tornó borrosa para discriminar al enemigo externo e interno. Las pequeñas diferencias entre nosotros se potenciaron y debilitaron la ofensiva y combatividad contra el enemigo, el antagónico. Y sobrevino la fragmentación, nos reinstalaron su lógica, la de lo conocido, la de lo posible.

¿Y la lógica de lo necesario, dónde quedó? El intento de hacer posible lo necesario se diluyó. En diciembre de 2002, sólo 6 meses después, lo convencional encubridor, la urna de Troya, al abrirse permitió, a los responsables políticos de la masacre, ocupar las instituciones burocratizadas ¿legalizados por el voto popular?, ¿legitimados?, ¿legalizados y no legitimados?
De hecho, Felipe Solá fue reelecto gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Duhalde fue nombrado presidente del MERCOSUR, Ruckauf, embajador en Francia, etc, etc, etc… Ni siquiera se presentaron en el juicio que condenó solamente a quienes apretaron el gatillo del arma que todos ellos cargaron con balas de plomo. Desde sus nuevos puestos de Poder, se aseguraron "que Satanás no condenara a Satanás".

Creo que no corresponde victimizarnos ni culparnos, pero sí debemos continuar compartiendo reflexiones, miradas y acciones colectivas desde el sentir, desde las tripas, transformarlas en ideas, pensamiento y acción. Un modo de producción de subjetividad propia, del oprimido, liberarnos para liberar. Y en esa travesía, Darío y Maxi vendrán con nosotros.

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