martes, 10 de marzo de 2009

DESPRIVATIZAR LA COMUNICACIÓN


"Los propietarios del capital estimularán a la clase trabajadora para que compre más y más bienes, casas, tecnología cara, empujándoles a contraer deudas más y más caras, hasta que la deuda se haga insoportable. La deuda impagada llevará a la bancarrota de los bancos, los cuales tendrán que ser nacionalizados”. (Karl Marx, El Capital, 1867).


Por Nestor Piccone *

Los cambios producidos en el sistema económico mundial inciden en la composición de los Medios de Comunicación y en la actitud de los periodistas. Categorías como libertad de prensa o periodismo independiente quedan anacrónicas sin una contextualización conceptual. El manejo de los Medios cambió radicalmente en nuestro país a partir de la privatización realizada en la época de Carlos Menem.La monopolización y transnacionalización de la economía achicó los límites de la libertad de expresión y el derecho a la información ya que los Medios para sobrevivir en el sistema adhirieron al modelo de la globalización y financierización de la economía y en ese juego la verdad queda subsumida.

Este sustrato económico condicionó la política editorial mediática y a los mismísimos periodistas empleados. El impacto de la línea editorial de los grupos concentrados de la Comunicación se impuso - además - sobre las ediciones de radios, canales de televisión y diarios de todo el país. Se profundizó el ideal monetarista y el periodismo quedó atado al rinde económico. Este mecanismo bastardeó el hacer profesional. A favor de la celeridad se hipotecó la investigación y hasta el chequeo de fuentes. Si está en la tapa del diario más vendido esa es la noticia del día. La agenda nacional se unifica en una sola, las señales de noticias cubren el país con uno o dos temas y eso es de lo que hay que hablar. La realidad queda oculta en la síntesis de noticias.

Los medios de comunicación ejercen una notable presión de valores económicos supuestamente aprobados por todos, que se enlaza con la importancia cultural del éxito pecuniario como meta predominante. La creación de pautas sobre una exacerbada necesidad de consumo en medio de la miseria no puede más que desarrollar tensión entre los fines que se proponen y los medios de cómo conseguirlos. Qué genera sino tensión, o al menos desconsuelo, el habitual paseo de enormes franjas de la población por los grandes centros comerciales, donde se ofrecen y exponen innumerables productos que jamás podrán adquirirse o consumirse .

La política se subordinó a la agenda mediática y los políticos opositores militan por salir en la tapa de los diarios o al menos aparecer en algún renglón de las páginas interiores. No hay más congresos de la UCR o el PJ, ni debate de ideas. Todo se discute en los Medios. Los gobiernos sufren el ocultamiento mediático de las políticas y acciones de gestión. La Comunicación en manos privadas, priva la realidad. Esta brutal transformación condiciona las políticas de comunicación de los Estados que deben estar a la defensiva todo el tiempo sobre las denuncias sin datos (confundidas con las otrora valientes investigaciones periodísticas).

Hasta la década del 70 los periodistas peleaban desde su ideología. No por casualidad la dictadura hizo desaparecer a 94. Hubo un tiempo de periodistas militantes que para burlar las líneas editoriales apelaban a la entrelínea, el subtitulado y hasta el epígrafe político transgresor. Había periodistas marxistas, hegelianos, kantianos, racionalistas y empiristas. Sus dichos y escritos tenían ese sustrato y nunca la paga les cambiaba el pensamiento. La honestidad intelectual era un bien preciado. Adscribían al peronismo, al radicalismo, al desarrollismo, al socialismo, al partido comunista o al trostkysmo. Hoy los periodistas, en general y fundamentalmente los que más trascendencia tienen, se mimetizan con la ideologìa del Medio.

No es lo mismo trabajar para una empresa monopólica que para una empresa de menor poderío económico. Las empresas monopólicas logran que la ideología del mercado se imponga. Existe un manual no escrito para ese periodismo: todo político es corrupto y la política no sirve para nada, el sindicalismo es mafia y lo que más importa es el chisme y la adjetivación barata que tiñe los comentarios dirigidos a la política, al deporte o al espectáculo sin distinción de género.

Toda gestión de gobierno es “polémica” y las elecciones estarán sumidas siempre en la “apatía de la gente.”Encaramados en la falta de espacio para el debate de ideas estos periodistas se construyen como oráculos y se creen en condiciones de establecer amorales códigos de ética. Forros de la editorial no explícita de su empresa reniegan de creer que están trabajando para un proyecto político- económico que es el que los Medios disputan con los gobiernos y otros sectores empresariales. Se dicen independientes.

En la Argentina, con esa prensa y la actual Ley de Radiodifusión, está claro que no existe libertad de expresión. El año 2009 se ofrece como una gran oportunidad para democratizar los espacios mediáticos. El debate por una nueva Ley de Medios es una gran oportunidad para comenzar a desprivatizar el pensamiento.

*Periodista, Licenciado en Psicología.

No hay comentarios: