La palabra de su hermana Blanca
El 19 de julio de 1976 una patota del Ejército encabezada por el capitán Juan Carlos Leonetti irrumpió en un departamento ubicado en la calle Venezuela al 3149 de la localidad de Villa Martelli. Allí se encontraba Mario Roberto Santucho, el líder del Partido Revolucionario de los Trabajadores – Ejército Revolucionario del Pueblo (PRT-ERP). Junto a él, estaban su mujer Liliana Delfino, el menor de sus hijos y dos de los principales cuadros de la organización revolucionaria como Benito Urteaga y Domingo Menna, este último acompañado por su mujer Ana María Lancilotto y la hija de ambos. Cercados, intentaron defenderse del ataque militar. Ya era tarde. Santucho y Urteaga cayeron en el combate. Los demás -Menna, Lancilotto y Delfino- fueron llevados a centros clandestinos de detención. Torturados y desaparecidos. El saldo de la patota militar fue la muerte del capitán Leonetti.
A 31 años de aquel hecho, sigue sin conocerse el destino del cuerpo de quien fuera el líder de una de las organizaciones revolucionarias más importantes de la Argentina. “En base a la declaración de un cabo arrepentido – Víctor Ibáñez- que llevó los cuerpos moribundos de Mario Roberto y de Benito Urteaga, se hizo una investigación que descubrió que hubo un museo de la subversión en Campo de Mayo, armado por (Antonio Domingo) Bussi, donde se exhibió el cuerpo embalsamado de mi hermano desde el año 1976 a 1978. Y desde ahí no se tiene ningún dato más. Después de un tiempo se envió todo a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y ahí quedó. Yo soy querellante en la causa que reclama por el cuerpo de mi hermano”, cuenta Blanca Rina Santucho, hermana del líder revolucionario, de 78 años, que días atrás estuvo en Tucumán con el presidente de la Nación, Néstor Kirchner, para plantearle “la necesidad de encontrar los restos de mi hermano. Es una cuestión de memoria, de verdad y de justicia”, sostuvo.
Campo de Mayo, que estaba bajo la órbita del Ejército durante la dictadura, fue uno de los centros clandestinos de detención donde fueron llevados la mayor cantidad de detenidos desaparecidos pertenecientes al PRT-ERP. Las instalaciones donde Bussi había armado el macabro museo fueron demolidas por órdenes de Martín Balza, general que fue Jefe del Estado Mayor Conjunto durante el gobierno de Carlos Menem. En tanto, según la hermana del líder revolucionario, el cuerpo puede haber sido conservado bajo la técnica del embalsamamiento. “Manuel Gaggero –abogado de la familia, ex director del diario El Mundo, matutino financiado por el PRT-ERP en los setenta- sostuvo que la teoría del cuerpo preservado es una posibilidad. Porque un cuerpo tan odiado (como también lo fue el cuerpo de Eva Perón) no se destruye. Estamos hablando del jefe del Ejército enemigo. Porque el PRT-ERP fue enemigo acérrimo del Ejército y los monopolios. Entonces, el piensa que el cuerpo está. Pero hay que reiniciar las investigaciones para que se haga justicia de una vez”. Para Blanca Santucho encontrar el cuerpo de su hermano es una cuestión emblemática. “Nuestra familia tiene que hacer el duelo de once seres queridos que nos han quitado. Para eso la figura de Mario Roberto es importantísima. Nosotros éramos diez hermanos y quedamos cuatro. También se llevaron a dos sobrinas. Una estuvo en La Perla -centro clandestino de detención de la provincia de Córdoba-. Otra ya está reconocida, muerta en Buenos Aires. Y tres cuñadas. La primera Ana María Villarreal de Santucho –“la Sayo”, primera mujer de Robi, embarazada al momento de su muerte- fue asesinada en “La Masacre de Trelew”-en el año 1972, luego de la fuga del Penal de Rawson-. A Liliana Delfino -segunda esposa de Santucho- la llevaron al centro clandestino de detención cuando mataron a Mario Roberto. Estaba embarazada y dio a luz en cautiverio. Y de la tercera, Cristina Navajas, que estaba casada con el menor de mis hermanos, Julio Santucho, tenemos la certeza de que dio a luz en el centro clandestino. Se trata de una mujer que hoy tendría treinta y un años. Pero de la cual nunca supimos nada”.
Mario Roberto Santucho había nacido en la provincia de Santiago del Estero en 1936. Completó sus estudios de contador en la Universidad de Tucumán, aunque el compromiso asumido con la transformación de la sociedad en la cual le tocó vivir lo llevaron a ejercer su profesión durante muy poco tiempo. En la década del sesenta formó el PRT, partido de izquierda que luego dio origen al ERP, para enfrentar a las distintas dictaduras que se sucedieron en nuestro país. Su hermana recuerda que en principio el Partido “agotó las formas pacíficas. Luego se dieron cuenta de que solamente por el poder de las armas podían ir contra las corporaciones que tenemos en la Argentina. El Ejército, las multinacionales”. Y destaca que “Robi” Santucho “no fue un apátrida, ni un delincuente subversivo. Fue un patriota que dio su vida por un cambio en este país, como muchos miles de jóvenes. Por eso quiero que los restos de mi hermano sean traídos al lugar donde nació. Con todos los honores que corresponden”.
El 12 de agosto próximo, Santucho cumpliría setenta y un años. Muchas cosas pasaron en la Argentina luego de su muerte. Cuál hubiera sido la posición y la actitud del líder revolucionario frente a los distintos momentos que atravesó el país en estos treinta y un años. Blanca Santucho responde. “No hubiera claudicado nunca. Fue un mártir de la unidad revolucionaria porque se quedó. Los compañeros le decían que salga del país porque estaba cercado. Se hacía imposible permanecer aquí y nada menos que en Buenos Aires. Pero el pospuso la salida por una reunión con Montoneros, Poder Comunista y Poder Obrero para poder formar la OLA (Organización para la Liberación de la Argentina). La izquierda siempre ha estado sectorizada, pero el buscó la unidad. Y los esfuerzos que hizo por unirla le costaron la vida. La última prueba que dio por esa unidad fue la de entregar su vida”.
La hermana del líder del PRT-ERP no duda un instante sobre que la decisión de Mario Roberto era “vencer o morir por la Argentina. Le tocó morir, pero lo hizo como el quería. Combatiendo. Aquí la historia la escriben los vencedores y eso hay que cambiarlo. Hay que empezar a hablar de esa época en los textos escolares, hablar de los derechos humanos en la formación de los cuadros militares. Este Presidente es el primero que toma ese tema y yo lo respeto en ese sentido. En otros por supuesto tengo mis diferencias”.
La familia Santucho, como otras tantas, seguirá luchando por la verdad y la justicia. Por saber qué pasó con los restos de quien fuera el enemigo público número uno para la última dictadura. Aunque algunos quieran evitar hablar de él, Mario Roberto Santucho es un personaje que ocupa un lugar de privilegio en la historia argentina. Porque se levantó en armas contra el terror de las dictaduras. Y no tuvo empacho en entregar su vida por intentar cambiar esa realidad. Como bien dice su hermana Blanca. “Mario Roberto Santucho es un símbolo y seguirá siéndolo aunque no encontremos su cuerpo. Aunque sea ignorado, su nombre tiene un gran significado ético y político”.
Audio Blanca Santucho
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario