Hace 32 años se llevó a cabo un golpe de estado que dejo como saldo, treinta mil desparecidos, miles de muertes, una eliminación sistemática de criterios de organización basados en ideales y una terrible crisis económica que afecta y perdura hasta el dia de hoy.
El ejecutor de tal desastre fue el dictador y genocida, Jorge Rafael Videla, quien con la llegada de la democracia fue, mas precisamente hace 22 años, en el juicio a la junta militar, sentenciado a prisión perpetua por la Cámara Federal porteña y mas tarde, hace 17 años recuperó su impunidad gracias al indulto de Carlos Saúl Menem. Hace una década el juez federal Roberto Marquevich ordenó encerrarlo en la cárcel de Caseros por robo de bebés nacidos en cautiverio, pero 37 días después la Cámara Federal de San Martín le concedió el arresto domiciliario. Estuvo en su casa durante diez años.
Ayer se conoció, que uno de los mas grandes asesinos de la historia de nuestro país, fue trasladado a cárcel común, por una orden efectuada por el juez federal Norberto Oyarbide que lo hizo pasar a su despacho y le comunicó que había revocado su arresto domiciliario, que desde 1998 cumple en su departamento de avenida Cabildo 639.
Hoy Jorge Rafael Videla, a los 83 años, fue llevado al Instituto Penal de las Fuerzas Armadas (más conocido como Campo de mayo) que está custodiado por el Servicio Penitenciario Federal.
El 11 de agosto pasado, una delegación de familiares y víctimas del terrorismo de Estado encabezada por María Isabel “Chicha” Mariani, fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo, se presentó ante Oyarbide para recordarle que Videla era el único represor condenado con arresto domiciliario y pedirle que lo enviara a la cárcel.
El abogado Alejo Ramos Padilla, que ya había logrado el traslado al penal de Marcos Paz de Miguel Etchecolatz y su patota, recordó en su escrito que la prisión hogareña “no es un derecho automático”, según estableció la propia Corte Suprema de Justicia, y que no pueden existir “diferencias ni privilegios” a favor de Videla. Luego de esa presentación, formulada en la causa por el plan sistemático de apropiación de menores, hizo lo propio la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación en la causa por el secuestro extorsivo de los empresarios Federico y Miguel Gutheim.
A pesar que el fiscal federal Federico Delgado argumentó que los efectos del indulto de 1990 seguían vigentes porque, si bien la Cámara Federal había confirmado su inconstitucionalidad, la defensa del dictador había presentado un recurso extraordinario que aún esperaba respuesta, el juez Oyarbide tomo la decisión de revocar la impune prisión domiciliaria y llevarlo a campo de mayo donde no estará solo, sino que contará con la fiel compañía de sus “camaradas”, los generales Reynaldo Bignone, Cristino Nicolaides y el marino Jorge “Tigre” Acosta, entre otros, donde todos juntos, como debió haber sido siempre, compartirán el banquillos frió de una cárcel común y efectiva.
Solo resta dar inicio a l juicio oral y público, por lo que fue el “plan cóndor”, por 570 secuestros, 270 tormentos y 29 homicidios en jurisdicción del Primer Cuerpo de Ejército que no formaron parte del Juicio a las Juntas y por los que también deberá rendir cuentas.
Un paso histórico, tardío pero justo para que nuestro país pueda afrontar una construcción a futuro curando las heridas (que serán cicatrices) que dejo el oscuro pasado, repleto de impunidad, sangre y dolor, que de a poco, de manera muy paulatina y que a pesar que campo de mayo lo recibirá de "agradable compañía", podremos darnos el gusto de ver a cada uno de los asesinos de la ultima dictadura, presos y condenados. Eso si, que sea en una cárcel comun, sin privilegios, sin salvedades ni camaradas.
El ejecutor de tal desastre fue el dictador y genocida, Jorge Rafael Videla, quien con la llegada de la democracia fue, mas precisamente hace 22 años, en el juicio a la junta militar, sentenciado a prisión perpetua por la Cámara Federal porteña y mas tarde, hace 17 años recuperó su impunidad gracias al indulto de Carlos Saúl Menem. Hace una década el juez federal Roberto Marquevich ordenó encerrarlo en la cárcel de Caseros por robo de bebés nacidos en cautiverio, pero 37 días después la Cámara Federal de San Martín le concedió el arresto domiciliario. Estuvo en su casa durante diez años.
Ayer se conoció, que uno de los mas grandes asesinos de la historia de nuestro país, fue trasladado a cárcel común, por una orden efectuada por el juez federal Norberto Oyarbide que lo hizo pasar a su despacho y le comunicó que había revocado su arresto domiciliario, que desde 1998 cumple en su departamento de avenida Cabildo 639.
Hoy Jorge Rafael Videla, a los 83 años, fue llevado al Instituto Penal de las Fuerzas Armadas (más conocido como Campo de mayo) que está custodiado por el Servicio Penitenciario Federal.
El 11 de agosto pasado, una delegación de familiares y víctimas del terrorismo de Estado encabezada por María Isabel “Chicha” Mariani, fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo, se presentó ante Oyarbide para recordarle que Videla era el único represor condenado con arresto domiciliario y pedirle que lo enviara a la cárcel.
El abogado Alejo Ramos Padilla, que ya había logrado el traslado al penal de Marcos Paz de Miguel Etchecolatz y su patota, recordó en su escrito que la prisión hogareña “no es un derecho automático”, según estableció la propia Corte Suprema de Justicia, y que no pueden existir “diferencias ni privilegios” a favor de Videla. Luego de esa presentación, formulada en la causa por el plan sistemático de apropiación de menores, hizo lo propio la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación en la causa por el secuestro extorsivo de los empresarios Federico y Miguel Gutheim.
A pesar que el fiscal federal Federico Delgado argumentó que los efectos del indulto de 1990 seguían vigentes porque, si bien la Cámara Federal había confirmado su inconstitucionalidad, la defensa del dictador había presentado un recurso extraordinario que aún esperaba respuesta, el juez Oyarbide tomo la decisión de revocar la impune prisión domiciliaria y llevarlo a campo de mayo donde no estará solo, sino que contará con la fiel compañía de sus “camaradas”, los generales Reynaldo Bignone, Cristino Nicolaides y el marino Jorge “Tigre” Acosta, entre otros, donde todos juntos, como debió haber sido siempre, compartirán el banquillos frió de una cárcel común y efectiva.
Solo resta dar inicio a l juicio oral y público, por lo que fue el “plan cóndor”, por 570 secuestros, 270 tormentos y 29 homicidios en jurisdicción del Primer Cuerpo de Ejército que no formaron parte del Juicio a las Juntas y por los que también deberá rendir cuentas.
Un paso histórico, tardío pero justo para que nuestro país pueda afrontar una construcción a futuro curando las heridas (que serán cicatrices) que dejo el oscuro pasado, repleto de impunidad, sangre y dolor, que de a poco, de manera muy paulatina y que a pesar que campo de mayo lo recibirá de "agradable compañía", podremos darnos el gusto de ver a cada uno de los asesinos de la ultima dictadura, presos y condenados. Eso si, que sea en una cárcel comun, sin privilegios, sin salvedades ni camaradas.
1 comentario:
En realidad, me hubiera gustado màs, que lo que se entiende por "càrcel comùn" haya sido verdaderamente "càrcel comùn".-Si bien el penal de Campo de Mayo, èstà custodiado por el Servicio Penitenciario Federal, tengo entendido, que solamente allì, se alojan a militares.-No hablamos de una càrcel, en donde cualquier integrante de la Sociedad, puede ser alojado, por la comisiòn de cualquier delito, sino de una "càrcel especial", en donde se alojan sòlo a militares.-Los represores deben verdaderamente cumplir sus condenas en las carceles, en donde son alojadas las distintas personas que son vìctimas de un sistema que ha propiciado la acumulaciòn de rìquezas para algunos y la pobreza para otros, con todas sus consecuencias.-Càrceles, que los dictadores, modelaron su`règimen, y llenaron sus bocas diciendo que eran el modelo para la resocializaciòn de la delincuencia, y en la realidad, la càrcel es la que termina eliminando toda forma o manifestaciòn social que pueda tener una persona.-Pero èsas càrceles comunes son las que fueron abarrotadas de personas durante el gobierno de facto, con todas sus pèsimas condiciones.Si bien festejo, la desiciòn de terminar con el arresto en su domicilio del genocida Videla, verdaderamente me hubiera gustado màs, que fuese enviado a una càrcel verdaderamente comùn, en donde tenga que convivir, con personas, que hoy estàn penadas por no haber tenido oportunidades iguales a un sector dominante, y por que la comisiòn de un delito, fue el ùnico camino que les marcò la polìtica imperante y en eso, grandes cultores fueron los genocidas con sus desiciones de facto, mientras gobernaban el paìs, generando màs exclusion social, y la construcciòn de màs càrceles comunes.-
Es por ello que me parece interesante que los genocidas sean albergados en dichas càrceles, es decir, en dicho sistema,que todavia tienen grandes vestigios de lo que ellos propiciaron, para que vean, cuàles fueron los resultados de su polìtica excluyente, al caminar y compartir, calabozos, con personas sin ninguna calificaciòn laboral, con alto ìndice de analfabetismo,consecuencias de la pobreza, metidos en una càrcel qe no "resocializa", pero que los militares, sostuvieron todo lo contrario.- No quiero que èsto deba interpretarse, como que la càrcel deba imponerse como un castigo, màs allà de la privaciòn de la libertad, y aclaro que no me inspira un sentimiento retribucionista al respecto...pero me parece interesante, que en vez de albergar a los genocidas en una "carcel especial", es decir, sòlo para militares, verdaderamente deben ser alojados en las càrceles comunes, las que eellos sostuvieron como un sistema que tiende a la resocializaciòn...càrcel, a la cual ellos mismos nunca pensaban ingresar, a pesar de los crìmenes de lesa humanidad que cometìan, porque seguramente pensaron que sus privilegios se mantendrìan a perpetuidad...Reitero, me parece excelente la medida de cortar el arresto domiciliario del genocida Videla, pero me hubiera gustado que no existan càrceles sòlo para militares en donde seguramente los privilegos se ven en el tratamiento de los que allì residen, que apuesto q que deben ser muy diferentes las condicoes comparandolas con las "càrceles comunes".Habiendolos alojados a los genocidas en una càrcel en donde es destinado el pueblo, el integrante de la sociedad, tal vez, y digo tal vez, los genocidas se dieran cuenta, que lo que ellos propiciaban com un sistema perfecto para la "resocializaciòn" ..no era tan asì....digo lamentablemente "tal vez" se den cuenta de ello, porque para meditar sobre èsos aspectos se necesita un mìnimo de conciencia humana...que lamentablemente, los genocidas, nunca han demostrado tener.-
DR. PEDRO MEDINA.- CENTRO DE INVESTIGACIÒN POLÌTICA Y SOCIAL
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