Editorial de "El mañanero" en el último programa del 2008
Hoy empecé mi día con varias cosas para decir. Pero dada la importancia de los hechos que acontecieron un día como hoy, no se por donde empezar. En realidad porque todo está relacionado, tienen vertientes que confluyen en algunos puntos.
Hace 7 años, muchos de nosotros, cansados, abusados y repletos de hartazgo dijimos basta a diez años de neoliberalismo que debastaron a todo un pueblo.
Días, tardes y noches de rebelión, en donde todos los sectores en un virus de convivencia, quizás por única vez, coincidieron en salir a la calle y pedir que se vayan todos. Recordemos el celebre canto, “Piquete y cacerola, la lucha es una sola”.
Son 7 años, donde a más de uno, Jóvenes y adultos, nos hizo un clic, concientizandonos así, de lo fuerte que puede ser un pueblo que con lucha pide dignidad, trabajo, educación, justicia y equidad.
Catarsis popular, resultado de la sistemática y genocida eliminación de toda una generación en manos de los asesinos con botas, que no solo instauraron un modelo económico de país, consecuencia de los diez años de neoliberalismo posteriores, sino que despolitizaron a una sociedad con ideas y fuerza de voluntad.
Y en estos 7 años, también, se abrieron los juicios por la verdad, tarde quizás? No nunca es tarde para con memoria construir el futuro. Etchecolatz, Von Wernich, Menéndez y tantos otros genocidas sentados en el banquillo de los acusados, recibiendo la tan merecida prisión perpetua en cárcel común y efectiva.
A 7 años de la rebelión, de nuestra rebelión, de la rebelión de todo un pueblo y con todas las ideas que en mi cabeza aparecen para decir un día como hoy, también debo decir que el tribunal de Casación pide la libertad de altos asesinos como Astiz y Acosta, relacionados con el centro clandestino mas oscuro y emblemático de la historia del país.
Justicia tardía, negligente, incompetente, no sé. Lo cierto es que en el 60º aniversario del día de los Derechos Humanos, todos los luchadores del 19 y 20, de la época terror, los que están y los que no, las madres y abuelas de plaza de mayo que viven con la memoria y la lucha del día a día y esperan con memoria construir el futuro, padecen, padecemos que organismos judiciales quieran dejar sin efecto a genocidas autores de centenares de crímenes de lesa humanidad.
¿Es un día de la vergüenza?
Seguramente, pero la sangre popular de hace 7 años debe ser la sangre del cambio, de la rebelión popular y de la búsqueda incondicional de la justicia social y la equidad.
Hace 7 años, muchos de nosotros, cansados, abusados y repletos de hartazgo dijimos basta a diez años de neoliberalismo que debastaron a todo un pueblo.
Días, tardes y noches de rebelión, en donde todos los sectores en un virus de convivencia, quizás por única vez, coincidieron en salir a la calle y pedir que se vayan todos. Recordemos el celebre canto, “Piquete y cacerola, la lucha es una sola”.
Son 7 años, donde a más de uno, Jóvenes y adultos, nos hizo un clic, concientizandonos así, de lo fuerte que puede ser un pueblo que con lucha pide dignidad, trabajo, educación, justicia y equidad.
Catarsis popular, resultado de la sistemática y genocida eliminación de toda una generación en manos de los asesinos con botas, que no solo instauraron un modelo económico de país, consecuencia de los diez años de neoliberalismo posteriores, sino que despolitizaron a una sociedad con ideas y fuerza de voluntad.
Y en estos 7 años, también, se abrieron los juicios por la verdad, tarde quizás? No nunca es tarde para con memoria construir el futuro. Etchecolatz, Von Wernich, Menéndez y tantos otros genocidas sentados en el banquillo de los acusados, recibiendo la tan merecida prisión perpetua en cárcel común y efectiva.
A 7 años de la rebelión, de nuestra rebelión, de la rebelión de todo un pueblo y con todas las ideas que en mi cabeza aparecen para decir un día como hoy, también debo decir que el tribunal de Casación pide la libertad de altos asesinos como Astiz y Acosta, relacionados con el centro clandestino mas oscuro y emblemático de la historia del país.
Justicia tardía, negligente, incompetente, no sé. Lo cierto es que en el 60º aniversario del día de los Derechos Humanos, todos los luchadores del 19 y 20, de la época terror, los que están y los que no, las madres y abuelas de plaza de mayo que viven con la memoria y la lucha del día a día y esperan con memoria construir el futuro, padecen, padecemos que organismos judiciales quieran dejar sin efecto a genocidas autores de centenares de crímenes de lesa humanidad.
¿Es un día de la vergüenza?
Seguramente, pero la sangre popular de hace 7 años debe ser la sangre del cambio, de la rebelión popular y de la búsqueda incondicional de la justicia social y la equidad.
La sangre derramada de "Pocho" Loprati, de los mas de 30 compañeros muertos, los centenares de reprimidos en plaza de mayo y de Maxi y Darío, nos hace pensar, no solo un dia como hoy sino todos los dias de lucha, que la sangre derramada es sangre de lucha, militancia y compromiso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario