En el Día del Periodista, pocos que se han volcado a esa profesión en nuestro país deben tener mayor autoridad para hablar sobre lo que significa ejercer este oficio como Osvaldo Bayer, un referente del periodismo argentino. De apellido germano pero nacido en Santa Fe en el año 1927, Bayer cursó estudios de historia en Alemania. Trabajó en diarios y revistas y escribió diversos libros sobre investigaciones históricas que realizó. Entre otros, se destacan los tomos sobre los hechos de la Patagonia Trágica en 1921 y la historia de Severino Di Giovanni. El 7 de junio, Día del Periodista, en diálogo con el programa El Mañanero por FM de la Azotea comenzó diciendo que “no podemos decir que hay una democracia cuando un cincuenta por ciento de niños están bajo el nivel de pobreza y un once por ciento en la indigencia, es decir que tienen hambre. El hambre de sus niños es lo primero que una sociedad tiene que atender”.
Dentro de una sociedad que en veinticuatro años de democracia no ha podido darse una nueva ley que rija la radiodifusión en reemplazo de la ley de la dictadura, el periodista expresó que eso no sucede por “falta de coraje civil de la clase política. Nadie se atreve a hacerlo por miedo a que los diarios y las televisoras los empiecen a atacar. Quieren ser amigos de todos esos. Esos grandes organismos de difusión de las ideas que ellos quieren, son los que tienen hoy realmente el poder y tergiversan la actualidad. Hoy en nuestras televisoras, en lugar de promover los grandes debates de los grandes temas argentinos, vemos como se baila el caño y todas esas cosas”. En ese mismo sentido y en función de su experiencia de haber vivido durante varios años en Alemania, Bayer sostuvo que “allí se debatió en la televisión de derecho público un tema como el aborto y gracias a eso se llegó, después de un año de discusiones, a la ley que para mi es la mejor de todo el mundo con respecto al aborto. Acá no. Acá los diarios si traen algo sobre el aborto es cuando habla el cardenal Bergoglio o el Papa y de vez en cuando alguna línea sobre el derecho de la mujer a discutir esa temática. Pero bueno, así nos va como sociedad”.
Para el escritor, una sociedad en la cual los medios de comunicación pertenecen a grandes empresas no puede llamarse absolutamente democrática porque “para serlo la información tiene que partir de las fuentes interesadas. Es decir de las organizaciones populares, de las organizaciones de defensa de la población. Los medios de comunicación tienen que pertenecer al derecho público. También hay que promover cooperativas de periodistas. No puede ser que nuestras grandes empresas pertenezcan a familias. Familias que ya no solamente tienen los más grandes diarios sino que también tienen canales de televisión, radios, compran radios en el interior y ahora tienen hasta editoras de libros. Todo eso nos lleva a la total desinformación. Y eso se nota en los resultados de las últimas elecciones en Buenos Aires, que hoy elige al presidente de un club de fútbol, cuando hace 103 años el barrio de La Boca había consagrado al primer diputado socialista de América, Alfredo Palacios”.
En los últimos días, la decisión del presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías, de no renovar la licencia de un canal de televisión hizo poner el grito en el cielo de quienes, según la ocasión son adalides de la libertad de expresión o personeros de los grandes multimedios de comunicación. Osvaldo Bayer opinó que “Chávez hizo muy bien en no renovar la licencia de RCTV. Tiene el derecho de hacerlo porque no es una institución de base democrática. Lo bueno sería que se dé esa licencia a representaciones populares y a cooperativas de periodistas. Es decir que no se haga una cosa estatal. Todo el mundo se levantó a decir ‘¡la libertad de expresión, la libertad de prensa!’. Yo digo no, la libertad de empresa es lo que quieren ellos. En nuestro país, vemos hombres como Mariano Grondona que siempre tiene las mejoras horas en la televisión y la editorial del diario La Nación. Y es un hombre que colaboró con absolutamente todos los golpes militares. En algunos ya como funcionario oficial, como en al año 1962, cuando fue subsecretario del interior del general Rauch. Pero no se le hace nada porque el habla siempre de democracia y de ciudadanía”.
A la hora de recordar a hombres que honraron la profesión del periodista, Bayer destacó a Rodolfo Walsh y habló sobre un proyecto que lleva adelante con la hija y con la última mujer del autor de Operación Masacre, para recuperar la casa donde nació y vivió sus primeros años, en la localidad de Choele Choel, provincia de Río Negro. “La casa de Rodolfo, antes estaba ocupada por una empresa norteamericana que la usaba como un deposito de cajones, lo que era una falta de respeto absoluta. Ahora se ha limpiado, se colocó una placa y vamos a seguir la lucha para que se expropie y sirva de museo sobre Rodolfo Walsh. Con el archivo de sus originales, sus fotos, toda su vida y también un poco de la época en que le tocó vivir”.
Por último, el autor de La Patagonia Trágica fue consultado acerca de los principios que deberían estar incluidos dentro de un decálogo del periodista responsable. A lo que respondió que un periodista debe “ser objetivo y nunca traicionarse a si mismo. No dejarse influenciar ni por gobiernos, ni por falsos influyentes, afrontando las consecuencias. Y siempre informar acerca de las injusticias. Cuando se ve una injusticia, se denuncia. Se denuncia, se escribe y se pone la cara. Por supuesto que es muy difícil hacerlo pero hay que tratar de hacerlo. A mi me echaron de dos periódicos y una vez por defender a unos niños que cuando se refugiaban en los subterráneos de Buenos Aires en días muy fríos fueron castigados por los guardianes de los subterráneos. Hice una contratapa en Clarín, la impuse y al día siguiente vino el jefe de redacción, el doctor Oscar Camilión, y me dijo usted está haciendo peligrar los intereses del diario porque subterráneos siempre le da avisos al diario. El mismo Camilión después fue ministro de la dictadura y de Menem. Está todo dicho. Yo seguí en la misma línea y así la pagué. Pero siempre tuve recursos para seguir adelante. A veces en forma independiente o entrando en otros diarios. Otros compañeros, queridos amigos, pagaron esa línea con la muerte durante la dictadura. Entre ellos, nombro al mejor de todos: el querido Rodolfo Walsh”.
Dentro de una sociedad que en veinticuatro años de democracia no ha podido darse una nueva ley que rija la radiodifusión en reemplazo de la ley de la dictadura, el periodista expresó que eso no sucede por “falta de coraje civil de la clase política. Nadie se atreve a hacerlo por miedo a que los diarios y las televisoras los empiecen a atacar. Quieren ser amigos de todos esos. Esos grandes organismos de difusión de las ideas que ellos quieren, son los que tienen hoy realmente el poder y tergiversan la actualidad. Hoy en nuestras televisoras, en lugar de promover los grandes debates de los grandes temas argentinos, vemos como se baila el caño y todas esas cosas”. En ese mismo sentido y en función de su experiencia de haber vivido durante varios años en Alemania, Bayer sostuvo que “allí se debatió en la televisión de derecho público un tema como el aborto y gracias a eso se llegó, después de un año de discusiones, a la ley que para mi es la mejor de todo el mundo con respecto al aborto. Acá no. Acá los diarios si traen algo sobre el aborto es cuando habla el cardenal Bergoglio o el Papa y de vez en cuando alguna línea sobre el derecho de la mujer a discutir esa temática. Pero bueno, así nos va como sociedad”.
Para el escritor, una sociedad en la cual los medios de comunicación pertenecen a grandes empresas no puede llamarse absolutamente democrática porque “para serlo la información tiene que partir de las fuentes interesadas. Es decir de las organizaciones populares, de las organizaciones de defensa de la población. Los medios de comunicación tienen que pertenecer al derecho público. También hay que promover cooperativas de periodistas. No puede ser que nuestras grandes empresas pertenezcan a familias. Familias que ya no solamente tienen los más grandes diarios sino que también tienen canales de televisión, radios, compran radios en el interior y ahora tienen hasta editoras de libros. Todo eso nos lleva a la total desinformación. Y eso se nota en los resultados de las últimas elecciones en Buenos Aires, que hoy elige al presidente de un club de fútbol, cuando hace 103 años el barrio de La Boca había consagrado al primer diputado socialista de América, Alfredo Palacios”.
En los últimos días, la decisión del presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías, de no renovar la licencia de un canal de televisión hizo poner el grito en el cielo de quienes, según la ocasión son adalides de la libertad de expresión o personeros de los grandes multimedios de comunicación. Osvaldo Bayer opinó que “Chávez hizo muy bien en no renovar la licencia de RCTV. Tiene el derecho de hacerlo porque no es una institución de base democrática. Lo bueno sería que se dé esa licencia a representaciones populares y a cooperativas de periodistas. Es decir que no se haga una cosa estatal. Todo el mundo se levantó a decir ‘¡la libertad de expresión, la libertad de prensa!’. Yo digo no, la libertad de empresa es lo que quieren ellos. En nuestro país, vemos hombres como Mariano Grondona que siempre tiene las mejoras horas en la televisión y la editorial del diario La Nación. Y es un hombre que colaboró con absolutamente todos los golpes militares. En algunos ya como funcionario oficial, como en al año 1962, cuando fue subsecretario del interior del general Rauch. Pero no se le hace nada porque el habla siempre de democracia y de ciudadanía”.
A la hora de recordar a hombres que honraron la profesión del periodista, Bayer destacó a Rodolfo Walsh y habló sobre un proyecto que lleva adelante con la hija y con la última mujer del autor de Operación Masacre, para recuperar la casa donde nació y vivió sus primeros años, en la localidad de Choele Choel, provincia de Río Negro. “La casa de Rodolfo, antes estaba ocupada por una empresa norteamericana que la usaba como un deposito de cajones, lo que era una falta de respeto absoluta. Ahora se ha limpiado, se colocó una placa y vamos a seguir la lucha para que se expropie y sirva de museo sobre Rodolfo Walsh. Con el archivo de sus originales, sus fotos, toda su vida y también un poco de la época en que le tocó vivir”.
Por último, el autor de La Patagonia Trágica fue consultado acerca de los principios que deberían estar incluidos dentro de un decálogo del periodista responsable. A lo que respondió que un periodista debe “ser objetivo y nunca traicionarse a si mismo. No dejarse influenciar ni por gobiernos, ni por falsos influyentes, afrontando las consecuencias. Y siempre informar acerca de las injusticias. Cuando se ve una injusticia, se denuncia. Se denuncia, se escribe y se pone la cara. Por supuesto que es muy difícil hacerlo pero hay que tratar de hacerlo. A mi me echaron de dos periódicos y una vez por defender a unos niños que cuando se refugiaban en los subterráneos de Buenos Aires en días muy fríos fueron castigados por los guardianes de los subterráneos. Hice una contratapa en Clarín, la impuse y al día siguiente vino el jefe de redacción, el doctor Oscar Camilión, y me dijo usted está haciendo peligrar los intereses del diario porque subterráneos siempre le da avisos al diario. El mismo Camilión después fue ministro de la dictadura y de Menem. Está todo dicho. Yo seguí en la misma línea y así la pagué. Pero siempre tuve recursos para seguir adelante. A veces en forma independiente o entrando en otros diarios. Otros compañeros, queridos amigos, pagaron esa línea con la muerte durante la dictadura. Entre ellos, nombro al mejor de todos: el querido Rodolfo Walsh”.
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