Por Augusto Taglioni
“Una vez más no daremos descanso a nuestra alma ni reposo a nuestros brazos hasta que no hayamos echado hasta el último vestigio de la oligarquía que traicionó tu sueño y destrozó la obra que comenzaste hace 200 años. Lo juramos. La vida se nos irá en el esfuerzo"...
"Te regalamos una República naciente y cada año vendremos aquí a regalarte, cada vez más una República Bolivariana sólida".
Hugo Chávez pronunció estas palabras en homenaje al libertador Simón Bolivar cuando visitó por primera vez el Panteón como Presidente.
El 2 de febrero de 1999, Venezuela elegía a Hugo Chávez como Presidente, y con él, todo un proceso de cambio que empezaría y seguiría en conjunto con Evo Morales, en Bolivia y en menor medida Rafael Correa, en Ecuador. Carismático, irónico y con una personalidad que le permite, sin titubeos, romper relaciones diplomáticas con diferentes estados, mercenarios del imperio o decir públicamente “fuera de América Yanquis de mierda”.
Sin duda, América Latina merecía y necesitaba un líder que con su voz, marque la realidad de los actos y comande la recuperación post neoliberalismo. Un líder que decidió y tuvo la voluntad, con movimientos sociales por detrás, en llevar a cabo una revolución, que con altibajos lógicos de un proceso, triunfa en nuestro continente.
Nacionalización de empresas con capitales trasnacionales y una decisión política de abarcar las voluntades del pueblo y los trabajadores, prueba que, desde 1999, las transformaciones tienen un sentido humanista y de liberación nacional, al concentrar toda su atención en el ser humano como factor principal y razón de ser de la nueva sociedad que se construye.
La independencia económica fue el principal aspecto de cambio, ya que el país caribeño, vivió sumergido en miseria, pobreza y exclusión gracias a las políticas neoliberales que, durante más de 51 años, vaciaron al país en relación de dependencia con Estados Unidos.
Y esos avances en la economía se reflejan significativamente, por ejemplo, en la reducción del índice de la pobreza.
Si en 1998 de cada 100 personas 50 estaban en condición de pobreza, esa cifra el pasado año llegó a 33, mientras la pobreza extrema descendió al 9,5 por ciento cuando en la década de los años 90 llegó a 42.
En el tema educacional, Venezuela se convirtió en el 2005 en el segundo país en América Latina en proclamarse libre de analfabetismo, en un pais que tenia medio millón de analfabetos y mas de cinco millones de personas sin derechos cívicos y por ende sin posibilidad de estudiar, en pleno paraíso petrolero.
Ese resultado, parte del hecho de que el estado destina el siete por ciento de su Producto Interno Bruto a la educación y en 1998 apenas era del 3,9.
Las llamadas misiones sociales, creadas para atender a la población excluida del sistema formal educativo, han graduado ya cerca de un millón de personas, ente ellos 81 mil indígenas y más de 15.893 licenciados en Educación.
Significativo han sido también los progresos en la salud, donde casi 25 millones de venezolanos -88,9 por ciento de la población- son beneficiados con el programa Barrio Adentro, lo cual permitió salvar a 630.491 personas.
Igualmente logró disminuirse a 13,7 la tasa de mortalidad infantil en niños menores de cinco años, siendo ésta en el año 1990 de 25 por ciento.
Datos que revelan los logros del proceso bolivariano y que, seguramente, no cubre todas las necesidades de su pueblo, pero, sin lugar a dudas, va en el camino correcto, a la que un pueblo representado debe acudir.
Ahora quisiera dedicarle algunas líneas a quienes dicen que Chávez es un populista, líder de una dictadura que somete al pueblo venezolano.
"Te regalamos una República naciente y cada año vendremos aquí a regalarte, cada vez más una República Bolivariana sólida".
Hugo Chávez pronunció estas palabras en homenaje al libertador Simón Bolivar cuando visitó por primera vez el Panteón como Presidente.
El 2 de febrero de 1999, Venezuela elegía a Hugo Chávez como Presidente, y con él, todo un proceso de cambio que empezaría y seguiría en conjunto con Evo Morales, en Bolivia y en menor medida Rafael Correa, en Ecuador. Carismático, irónico y con una personalidad que le permite, sin titubeos, romper relaciones diplomáticas con diferentes estados, mercenarios del imperio o decir públicamente “fuera de América Yanquis de mierda”.
Sin duda, América Latina merecía y necesitaba un líder que con su voz, marque la realidad de los actos y comande la recuperación post neoliberalismo. Un líder que decidió y tuvo la voluntad, con movimientos sociales por detrás, en llevar a cabo una revolución, que con altibajos lógicos de un proceso, triunfa en nuestro continente.
Nacionalización de empresas con capitales trasnacionales y una decisión política de abarcar las voluntades del pueblo y los trabajadores, prueba que, desde 1999, las transformaciones tienen un sentido humanista y de liberación nacional, al concentrar toda su atención en el ser humano como factor principal y razón de ser de la nueva sociedad que se construye.
La independencia económica fue el principal aspecto de cambio, ya que el país caribeño, vivió sumergido en miseria, pobreza y exclusión gracias a las políticas neoliberales que, durante más de 51 años, vaciaron al país en relación de dependencia con Estados Unidos.
Y esos avances en la economía se reflejan significativamente, por ejemplo, en la reducción del índice de la pobreza.
Si en 1998 de cada 100 personas 50 estaban en condición de pobreza, esa cifra el pasado año llegó a 33, mientras la pobreza extrema descendió al 9,5 por ciento cuando en la década de los años 90 llegó a 42.
En el tema educacional, Venezuela se convirtió en el 2005 en el segundo país en América Latina en proclamarse libre de analfabetismo, en un pais que tenia medio millón de analfabetos y mas de cinco millones de personas sin derechos cívicos y por ende sin posibilidad de estudiar, en pleno paraíso petrolero.
Ese resultado, parte del hecho de que el estado destina el siete por ciento de su Producto Interno Bruto a la educación y en 1998 apenas era del 3,9.
Las llamadas misiones sociales, creadas para atender a la población excluida del sistema formal educativo, han graduado ya cerca de un millón de personas, ente ellos 81 mil indígenas y más de 15.893 licenciados en Educación.
Significativo han sido también los progresos en la salud, donde casi 25 millones de venezolanos -88,9 por ciento de la población- son beneficiados con el programa Barrio Adentro, lo cual permitió salvar a 630.491 personas.
Igualmente logró disminuirse a 13,7 la tasa de mortalidad infantil en niños menores de cinco años, siendo ésta en el año 1990 de 25 por ciento.
Datos que revelan los logros del proceso bolivariano y que, seguramente, no cubre todas las necesidades de su pueblo, pero, sin lugar a dudas, va en el camino correcto, a la que un pueblo representado debe acudir.
Ahora quisiera dedicarle algunas líneas a quienes dicen que Chávez es un populista, líder de una dictadura que somete al pueblo venezolano.
¿Puede ser un dictador alguien que gana 8 elecciones en 5 años?
¿Un tirano delega al servicio del pueblo su mandato, en el primer referéndum revocatorio de la historia ganando con un arrollador 60 por ciento?
Quienes hablan en nombre de la democracia, ¿Son los mismos que “democráticamente” en el 2002, usurparon el estado por 48 horas en connivencia con los medios de comunicación, cerrando la asamblea parlamentaria y anulando la constitución?
Los que hablan de democracia, ¿Se refieren a la democracia convertida en soberanía de museo, donde los que gobiernan a los gobiernos, organismos como FMI, es dirigido por 5 países y dan ordenes a casi todos los países del mundo? ¿O el Banco Mundial, que es algo más democrático, y esta coordinado por 6 países? ¿O por la Organización Mundial de Comercio, donde nunca se votó y jamás se puso en discusión?
¿Se puede hablar de un mundo democrático cuando los que deciden las decisiones por nosotros son un grupo selecto de países nucleados en unas pocas organizaciones?
Otro discurso característico de los reaccionarios o zurdos vernáculos antipopulares, gira entorno a la re-elección indefinida en donde, según ellos, Chávez busca perpetrarse en el poder por los siglos de los siglos.
Hay una frase que muestra la voluntad de un pueblo que recuperó la dignidad en estos diez años de proceso bolivariano y que responde la pregunta de los que dicen que, el líder bolivariano busca la eternidad en el poder. Un hombre de bajos recursos dijo: “Yo no quiero que Chávez se vaya nunca, por que no quiero volver a ser invisible". Si ese hombre pudiera, elegiría la eternidad, como muchos de nosotros.
Extraño dictador Chávez y extraña dictadura la del pueblo venezolano.
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