jueves, 15 de enero de 2009

SOBREVIVIENDO POR UNA CASA

Enero comenzó en Mar del Plata, comenzó la oleada de turista a la ciudad, el caos, los variados espectáculos, las notas periodísticas sin contenido y la pantomima de Pulti. Figurita repetida.

Mientras, miles de personas acuden a las playas a disfrutarlas, otras tanta no pueden. No pueden porque están pensando: qué comer al otro día

y cómo hacer para poder salir de esa situación de pobreza. La clase media mira para otro lado cuando le hablan de la indigencia mientras se revuelca en sus pobres triunfos.

Nuestras niñas o niños, nacen en una situación de desolación y de desesperanza total. Un ambiente en donde los juguetes no existen y son reemplazados por las cucarachas que abundan en la zona. Los perros sufren de desnutrición y las ratas son los mejores animalitos para correr.

Las enfermedades abundan pero no así los médicos que se instalaron en las clínicas privadas. Tengo hambre, le dice la nena constantemente a la madre, mientras recorren la ciudad en las changas que pueden conseguir. Hambre, una palabra que predomina por esas zonas, palabra que todo el mundo dice pero no todos realmente padecieron.

Cae la noche, mientras unos disfrutan de la bella luna, otros duermen en el piso mirando el cielo pero por las ranuras de las chapas. Y llega la lluvia, las abuelas se apresuran y abren el paragua mientras en la otra cara de la ciudad tratan de cubrir las goteras de sus casas.

Así es como viven las personas, las dignísimas personas, que se trasladaron de sus c

asillas hasta Friuli y 53 donde tomaron las viviendas municipales. Residencias que no tienen puertas, no tienen gas, luz y otros servicios básicos. Casas que el municipio nunca terminó y ahora dice hacerse cargo de la conclusión de la obra.

Lamentablemente, la burocracia nacional y la deficiencia política hace que los responsables de terminar las obras no ENTIENDAN la situación de esas personas que piden a gritos esas viviendas. Aún sin terminar.

Como si ésto no fuera poco, la policía (ver: “Engaños: La placa de la inmunidad”) acudió al lugar cercando, impidiendo el paso y obligando a que no se traslade comida. De esta forma, aislaron completamente a las personas que se encuentran en las casas.

Dos caminos de infantería, dos móviles y helicópteros eran los responsables de hacer el operativo. Ese despliegue y efectividad - que no fueron utilizadas para encontrar a Julio López- se realizó en contra de un grupo de familias que reclaman por sus derechos.

María del Carmen Viñas, una de las funcionarias que se acercó al lugar, dialogó en exclusiva con Radio De La Azotea y declaró: “el planteo que nosotros les vinimos hacer es que es un problema de 10 años y que poco se ha hecho en estos últimos años”.

Mientras transcurrían los minutos, Viñas realizó un "arduo" repaso sobre su gestión. Pero las soluciones nunca llegaron; los vecinos siguen en las casas, esperando que se vaya la policía y resistiendo para que les dejen habitar las viviendas que les pertenecen.

Las banderas ya se hicieron de la partida, la noche cayó y la situación continua en veremos. La orden de desalojo no llegó gracias a una carta de documento. El viernes es un día clave porque la policía puede llegar a actuar.

Esas personas podrían ser cualquiera de nosotros si no fuera por la bendita suerte que tuvimos. Los cierto es que el apoyo es fundamental para difundir y cambiar esta realidad que los está matando poco a poco.

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